Colores en las fachadas: psicología del color en espacios urbanos
En un mundo donde las ciudades son cada vez más densas, la elección de colores para las fachadas puede marcar la diferencia entre un entorno monótono y uno vibrante y lleno de vida.
Somos profesionales del mundo de la fachada
Las fachadas son la interfaz entre la parte interna y externa de un edificio. La fachada es el elemento más llamativo y visible de un inmueble, además, tiene un efecto protector frente a los agentes externos e influye en las ganancias y pérdidas térmicas.
La fachada tiene la capacidad de crear una expectativa desde el punto de vista de quien la observa desde el exterior, pero a la hora de escoger la fachada más adecuada, no sólo se tienen en cuenta el criterio externo, sino que se considera que la fachada es un órgano más. Por eso, las fachadas incorporan la tecnología necesaria para adaptarse a las condiciones del entorno.
Es aquí cuando se hace hincapié en el concepto de “fachadas inteligentes”. Se considera que una fachada es inteligente cuando puede adaptarse a estas condiciones ambientales, ajustándose a ellas gracias a sus componentes (activos o pasivos).
Con ello, se pretende maximizar la luz solar natural al mismo tiempo que se protege de la radiación, además de controlar la ventilación y la entrada o salida del calor. Estas acciones se pueden lograr gracias al acristalamiento.
El vidrio siempre se ha encuadrado en las ventanas o grandes muros cortina. Sin embargo, actualmente la fachada ventilada de vidrio permite colocar este material como revestimiento principal, de manera que se cubre el muro portante de forma similar a cualquier otro material.
Este material de construcción dota al edificio de elegancia y distinción. Sin embargo, como hemos mencionado antes, a pesar de que la fachada es la parte más estética, las construcciones de vidrio tienen otras funcionalidades mucho más relevantes, que detallamos a continuación.
Diseño. El vidrio da una sensación futurista y de modernidad. Cuando pensamos en un edificio propio del siglo XXI, pensamos en que la gran parte de su fachada es de vidrio, por ello este material es perfecto para transmitir sensación de diseño y buen gusto.
Amplitud. El vidrio tiene la capacidad de “agrandar” cualquier lugar en el que se coloque. Es un material que transmite amplitud y espacio, especialmente a inmuebles pequeños. Al colocar paredes de cristal, el interior de éste se funde con su espacio exterior, por lo que en pequeños locales consigue aportar la sensación de que se agrandan considerablemente.
Luz. Además de dar sensación de amplitud, la transparencia del vidrio permite una mayor entrada de la luz natural, que se traduce en un ahorro de la factura de la luz. Con el vidrio se pueden aprovechar todas las horas de luz, pero con el vidrio térmico se deja entrar la luz, pero no el calor, proporcionando confort evitando cambios bruscos de temperatura.
Aislante. Además de aislar del frío y del calor, tiene la capacidad de aislar de los ruidos, ya que muchos vidrios están especialmente diseñados para aislar el interior de un inmueble del ruido del exterior.
En un mundo donde las ciudades son cada vez más densas, la elección de colores para las fachadas puede marcar la diferencia entre un entorno monótono y uno vibrante y lleno de vida.
Durante décadas, las fachadas han sido vistas principalmente como elementos estéticos y de protección contra los elementos externos. Sin embargo, en la arquitectura contemporánea, se ha comprendido que pueden ser actores clave en la eficiencia energética de los edificios. En este artículo, exploraremos la evolución de este enfoque, desde sus bases teóricas hasta las soluciones prácticas que actualmente se están implementando.
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