Colores en las fachadas: psicología del color en espacios urbanos
En un mundo donde las ciudades son cada vez más densas, la elección de colores para las fachadas puede marcar la diferencia entre un entorno monótono y uno vibrante y lleno de vida.
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El verano se acerca, y con él todos notamos los ascensos de las temperaturas. Desde hace siglos, la arquitectura se ha servido de diferentes sistemas para proteger los edificios de la radiación solar.
En verano, el Sol tiene un ángulo de incidencia sobre la Tierra más elevado que en invierno, se podría decir que está bastante más “vertical”, mientras que en invierno está más “inclinado”. Hay momentos del día, como el amanecer y el atardecer, en los que, tanto en verano como en invierno, el Sol está muy “inclinado”. Pero en los momentos del día en los que la radiación solar es más fuerte, el Sol incide sobre las construcciones con un ángulo que alcanza los 70º, lo que supone una mayor exposición a la radiación solar.
La exposición a la radiación del Sol en ángulos bajos (Sol “inclinado”), coincide con las fachadas este y oeste (incluso norte en momentos muy precisos del día en verano), mientras que la exposición a radiación solar con ángulos más grandes (Sol más “vertical”) coincide con las fachadas orientadas al sur.
ARQUITECTURA BIOCLIMÁTICA
La Arquitectura Bioclimática ha adquirido gran relevancia en el diseño de los edificios, buscando el confort térmico interior mediante la adecuación del diseño, la geometría, la orientación y la construcción del edificio a las condiciones climáticas que le rodean. De esta forma se obtiene gran calidad espacial y funcional, además de reducir los efectos negativos sobre el entorno.
Para conseguir esta eficiencia energética, uno de los aspectos fundamentales es la protección solar, que evita el sobrecalentamiento en el interior de los edificios. Mediante un adecuado control de la luz solar, se consigue reflejar y disipar la energía fuera del espacio habitable, reduciendo de esta forma la demanda energética.
Aquí juega un gran papel el concepto de casas pasivas, que son aquellas que presentan una arquitectura bioclimática muy bien planificada y diseñada. Como comentábamos, la orientación de la vivienda y la situación de cada espacio en función de su uso son las bazas principales de este tipo de viviendas. El diseño de los huecos en fachada y la elección del sistema constructivo, así como la elección de las ventanas y los sistemas de protección solar juegan un papel fundamental.
SISTEMAS DE PROTECCIÓN SOLAR PARA FACHADAS
Hay gran variedad de sistemas de protección solar para fachadas, los diseños pueden llegar a ser muy diferentes entre sí. Sus principales características son:
- Deben estar diseñadas de forma que, impidan la entrada de los rayos de sol de manera directa, pero que permitan el paso de luz natural de modo indirecto. De esta forma el interior del edificio se beneficia de los beneficios de la luz natural, pero sin que sea molesta o cause un aumento excesivo de la temperatura en el interior.
- También tienen que poder retirarse o recolocarse en función de las necesidades, por lo que deben ser móviles para los meses de invierno dejar pasar la mayor cantidad de luz posible y reducir el consumo de calefacción en el interior.
- La protección solar ha de ser diferente en función de cada edificio. Es fundamental tener en cuenta el clima del entorno y la orientación de la fachada antes de optar por un sistema de protección u otro.
Dentro de estos sistemas de protección solar encontramos a los protectores solares. Estos son sistemas que ayudan a evitar el sobrecalentamiento de la vivienda debido al sol. Se suelen encontrar en la fachada, protegiendo a las ventanas porque son el punto más débil.
A continuación, presentaremos algunos elementos de protección solar que se pueden colocar en ventanas y fachadas:
1. Toldos. Existen toldos automatizados, con programas de funcionamiento y con sensores de lluvia que facilitan su uso dependiendo de las necesidades de la vivienda.
2. Cortinas y forros térmicos. Las cortinas son un buen aislante tanto en verano como en invierno. En invierno disminuye las pérdidas de calor que se producirían a través de las ventanas, y en verano protegen el hogar de los rayos solares.
3. Voladizos. Son protecciones solares que se encuentran en la fachada, comúnmente en la parte superior de las ventanas, tapando los rayos de sol. Son elementos constructivos fijos y se pueden aprovechar como balcones.
4. Protección solar de lamas horizontales y verticales. Se suelen emplear en las grandes fachadas acristaladas, pudiéndose abrir o cerrar dependiendo de si es verano o invierno. En verano absorbe y refleja radiación solar sin evitar la entrada de luz natural en el interior de la estancia.
5. Láminas de protección solar para ventanas. Existen muchos tipos de láminas para ventanas, entre todos ellos las más adecuadas para la protección solar son las láminas reflectantes exteriores.
En un mundo donde las ciudades son cada vez más densas, la elección de colores para las fachadas puede marcar la diferencia entre un entorno monótono y uno vibrante y lleno de vida.
Durante décadas, las fachadas han sido vistas principalmente como elementos estéticos y de protección contra los elementos externos. Sin embargo, en la arquitectura contemporánea, se ha comprendido que pueden ser actores clave en la eficiencia energética de los edificios. En este artículo, exploraremos la evolución de este enfoque, desde sus bases teóricas hasta las soluciones prácticas que actualmente se están implementando.
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