La importancia de la rehabilitación de fachadas

La rehabilitación de fachadas es una necesidad periódica para la gran mayoría de edificios, ya que el deterioro por los efectos del clima, la exposición a la contaminación o el humo de los vehículos, son causas que se traducen en daños a la fachada, afectando a la estética, la habitabilidad y la seguridad.

Las fachadas son como la piel del inmueble, son el primer elemento protector del mismo, y están expuestas de manera más directa a los factores externos. Mantener el frente del edificio en buenas condiciones y propiciar un buen mantenimiento son claves para asegurar a largo plazo la habitabilidad.

Es necesario realizar revisiones de manera periódica, vigilar el estado de la fachada y saber detectar señales que indican que puede estar en malas condiciones, como la pérdida de estanqueidad, calefacción, aparición de humedades, condensaciones, derrumbes…

¿En qué consiste la rehabilitación de una fachada?

Si hablamos de rehabilitación, nos referimos a las acciones de mejora de elementos estructurales ya existentes. Estas acciones son obras que pretenden mejorar aspectos esenciales como la seguridad, el confort, la salubridad y la habitabilidad del inmueble.

Estas acciones pueden ser desde una reparación de grietas producidas por la humedad, hasta la sustitución de vigas deterioradas o la propia renovación de la cubierta.

Rehabilitación frente a restauración

A menudo se confunden los términos de rehabilitación y restauración. La rehabilitación consiste en trabajos de mantenimiento, de carácter periódico, que tienen como objetivo realizar una serie de mejoras conservando el frente y la cubierta de un inmueble en perfecto estado, arreglando o sustituyendo elementos estructurales dañados. Estos trabajos tienen la intención de conservar la parte que no necesita ser reparada.

La restauración de fachadas incluye aquellas obras que buscan la recreación de la fachada original con la mayor precisión posible. Lo habitual es que las fachadas se restauren por petición del cliente, ya sea por su valor histórico o porque son edificios monumentales catalogados y es obligatorio por ley devolver estos elementos a su estado original.

Siempre que sea posible, en las restauraciones es importante no modificar el aspecto estético del edificio ni sus materiales en caso de que sea necesaria alguna sustitución o reparación.

Las fachadas y las cubiertas son las partes del edificio que más se rehabilitan, debido a que son las que sufren más daños y desperfectos. Estas no solo se rehabilitan para que sean más atractivas o por dar un valor estético, sino para su reparación. Además, debemos tener en cuenta que estos aspectos influyen en la calidad de vida de las personas que habitan el inmueble.

Otro beneficio de la rehabilitación es la revalorización del precio de las viviendas, lo que hace que sean más atractivos a la hora de vender o alquilar. Sin embargo, la principal ventaja de la rehabilitación es una acción preventiva que repara y moderniza las edificaciones, haciéndolas energéticamente eficientes.

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